No siempre es fácil

La vida en pareja en la actualidad lleva consigo una serie de problemas peculiares que en parte explican la razón de la infelicidad conyugal:
* El estilo de vida carente de serenidad es cada vez más común apreciándose fuertes niveles de estrés generalizado. Los puestos competitivos con fuertes demandas de producción, las necesidades económicas elevadas, la urgencia en las tareas, etcétera, llenan de tensión a las personas y éstas las transportan a la vida familiar. Así, ciertas actitudes perniciosas, como el enojo, hacen tambalear la estabilidad de la pareja.
* La falta de tiempo es una de las principales causas de desequilibrios y rupturas matrimoniales. El compromiso conyugal requiere una inversión razonable de tiempo. Las parejas viven ocupadas trabajando largas horas durante la semana, dejando tareas inacabadas para el fin de semana. Todo esto supone una barrera importante para nutrir la relación.
* Los hijos, cuando los hay, requieren una atención especial. Hoy existen múltiples necesidades desde el jardín de infancia hasta los estudios universitarios. Además de los estudios, está el tiempo libre y la formación de sus valores. Atender a estas demandas es caro, no solo desde el punto de vista económico, sino también en cuanto al tiempo y al esfuerzo a invertir.
* Las expectativas de los integrantes de la pareja cuando acuden al matrimonio son mucho más elevadas y exigentes al compararlas con otros tiempos. Los papeles ya no son rígidos y no basta con un marido que proporcione el sustento y una esposa que se ocupe de la casa y los hijos. Muchas personas ven hoy el matrimonio como una fuente de satisfacción amplia y con un repertorio múltiple de funciones. Cuando estas expectativas fallan, los integrantes empiezan a contemplar la ruptura como opción.
* La capacidad de decisión ya no está reservada al varón. Muchas parejas comparten la autoridad. Esto es liberador para la parte oprimida (generalmente, la mujer), pero también puede ser una fuente de conflicto, especialmente cuando una de las partes no está satisfecha.
* Los medios de comunicación, incluido internet, están abriendo enormes oportunidades, que conllevan ventajas, pero también el riesgo de limitar la comunicación interpersonal y complicar la vida de relación.
* Si a estos factores añadimos la presencia de la violencia, drogas y alcohol, y la ausencia de valores éticos y espirituales, nos encontramos con infinidad de parejas que llegan a la conclusión de que el matrimonio no merece la pena. Como consecuencia, buscan la felicidad fuera de él, y la mayoría de las veces no la encuentran.
*A pesar de todo lo dicho, hemos de poner de manifiesto que las crisis pueden llegar a desempeñar un papel unificador y fortalecedor en la pareja. Cuando un matrimonio ha vivido durante décadas haciendo frente a dificultades de gran magnitud, la pareja se presenta más fuerte y más unida. Los acontecimientos graves como la muerte de un hijo, la pérdida del empleo, una enfermedad seria, la quiebra financiera... han transformado a muchos matrimonios en anclas inamovibles en donde prevalece la lealtad y la unidad.
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