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Posibles ventajas de los conflictos en el matrimonio


1 Los conflictos muestran que a la pareja todavía le preocupa su matrimonio.

Aunque parezca absurdo, los desacuerdos y los conflictos de alguna manera indican que un matrimonio está vivo. Y que a los cónyuges les preocupa su relación al punto de que a veces pelean para que no muera. Si usted quiere comprobarlo, tome el tiempo para analizar las causas que motivan muchos de sus conflictos. Se dará cuenta que son el resultado de querer cosas buenas para su matrimonio: más tiempo juntos, más cariño o atenciones, más comunicación, más intimidad...Nada de esto es malo. Quizás el problema está en la forma como cada uno quiere alcanzar esos objetivos. O, también, hay otros problemas que se deben resolver primero.

Si, por el contrario, en su matrimonio ni siquiera hay desacuerdos, entonces si podría haber razones para preocuparse. En algunos matrimonios las cosas han llegado a un nivel tan crítico que los esposos ya ni siquiera pelean. Como dijera el autor,* la apatía representa para el matrimonio un peligro mayor que el conflicto*.


2. Los conflictos advierten del peligro.

Al igual que las señales de tránsito, o los síntomas, en el caso de las enfermedades, los conflictos matrimoniales indican la presencia de áreas problemática, zonas importantes del territorio, que requieren atención. Muchos de los desacuerdos conyugales son como los témpanos de hielo: de ellos solo se ve la punta. El verdadero problema, lo que separa realmente a los eposos, está bajo la superficie. Y en muchas veces gracias a un conflicto que la pareja se percata de la presencia de esas enormes *masas de hielo* en su matrimonio.


3. Los conflictos permiten conocer mejor al cónyuge.

He aquí una de las funciones más importantes del conflicto matrimonial; permite a los cónyuges conocerse mejor uno al oto. Muchas parejas admiten hoy que no se conocían realmente hasta que estalló entre ellos la primera gran pelea. Fue entonces cuando lo mejor, o lo peor, de cada uno salió a relucir: la capacidad de mantener la calma bajo la provocación, de respetar el punto de vista del otro, de diferir sin ofender,de transmitir aceptación en medio de los desacuerdos. Una conocida escritora expresa esta realidad de la vida conyugal en estas palabras:

*Marido y mujer aprenden a conocerse como no podían hacerlo antes de unirse. Este es el período más crítico de su experiencia. La felicidad y la utilidad de toda su vida ulterior dependen de que asuman en ese momento una actitud correcta. Muchas veces cada uno descubre en el otro flaquezas y defectos que no sospechaba; pero los corazones unidos por el amor notarán también cualidades desconocidas hasta entonces. Procuren todos decubrir las virtudes más bien que los defectos.*


4. Los conflictos son la puerta a la intimidad.

Esta funciónla señala acertadamente Gary Smalley cuando escribe que el manejo adecuado de los conflictos distingue las relaciones superficiales de las profundas. Y para comprobarlo basta que usted recuerde su propia experiencia con quien ahora es su cónyuge. Los serios desauerdos, entre ustedes se produjeron después que la relación se movió del palno superficial a niveles más profundos, no antes. Y fué la resolución adecuada de esos conflictos lo que les permitió seguir avanzando hasta llegar al nivel de intimidad que ahora disfrutan. Cada conflicto bien manejado propicia el acceso a una relación cada vez más profunda. Es como entrar por la puerta a la intimidad. lo contrario también es cierto: cada conflicto mal manejado, no solo impide *entrar por la puerta* de la intimidad; sino que puede causar que choquemos contra la pared.


5. Los conflictos pueden propiciar cambios necesarios.

Aunque es cierto que muchos enfrentamientos conyugales dejan en su estela amargura y resentimiento, también lo es que, gracias a ellos, muchas parejas han logrado madurar en su relación. La explicación a esta aparente contradicciónse halla en el hecho de que cada conflicto señala aspectos de la conducta da cada uno que están causando daño. Y decimos cada uno porque ninguno de los esposos es totalmente culpable de los problemas matrimoniales. Por esta razón, si al enfrentar esas situaciones difíciles cada cónyuge actúa con madurez, reconociendo su parte de la responsabilidad, y haciendo los ajustes necesarios en su conducta, lejos de separarlos, el conflicto los acercará.


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