La mayor de todas las libertades 2

En el artículo anterior hablamos acerca de la necesidad de un cambio de actitud, dejando de culpar a su cónyuge, pero es importante tambien que:
Deje de justificar sus errores
*He aquí el principal sospechoso*, escriben Carl Tavriz y Elliot Aronson, *en la muerte de muchos matrimonios*. se refieren a la inveterada costumbre de justificar nuestros errores. En opinión de estos psicólogos, este asesino de matrimonios usualmente se presenta en dos versiones.
* Una dice: *Yo estoy en lo correcto y tú no*.
* La otra: * Aunque no tenga la razón, el caso es que soy así*.
En cualquiera de sus dos versiones, lo que se pone de manifiesto cada vez que intento justificar mis errores es la protección al yo, es decir, la defensa de los atributos que valoro en mi, como persona. Cuando asumo esta actitud lo que,en última instancia, estoy haciendo es proteger, no mi conducta, sino mi persona. Por esto. escribe Aronson. más que seres racionales, somos racionalizadores, porque nuestra motivación mayor no es estar en lo correcto, sino creer que lo estamos.
Pero esta actitud en nada ayuda en la solución de los problemas de pareja, porque el asumir valerosamente mi defensa, en el fondo lo que estoy haciendo es desplazar la responsabilidad, o la culpa, hacia mi cónyuge. Podemos imaginar lo que ocurre en un matrimonio cuando ningún conyuge acepta haberse equivocado? Por cuánto tiempo podrán mantener esa actitud de *yo no fui*.
Pero esto no es todo. Según Tavriz y Aronson, en mis esfuerzos por justificarme, sin darme cuenta, comenzaré a buscar evidencias adicionales que confirmen lo que ya creo, o sea,que yo no soy el problema). En el proceso,minimizaré las cosas buenas que el otro hace y maximizaré las malas. Al final, terminaré consiguiendo lo que estoy buscando que de los dos *sospechosos*, el culpable es mi cónyuge, no yo. Note el lector que esta actitud es totalmente contraria a los noviazgos y los primeros años de matrimonio. Entonces solo hay ojos para ver lo bueno. Sin percatarnos, buscamos evidencias de cualidades en la pareja, !Y cuán fácil resulta encontrarlas! Pero ahora la actitud es la de ver lo malo. ¡Qué ironía! Con razón dice la Escritura que * el que busca encuentra*(Mateo 7:8)
Y aún hay otra consecuencia negativa de esta actitud. Resulta que cuando yo *educo* mis sentidos para ver solo el lado malo de mi cónyuge, también estoy equipándome para recordar sólo lo malo. Cuando piso este terreno, estoy entrando en arena movediza. Los resultados serán desastrozos para la relación,
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